Las cardiopatías congénitas son una serie de afecciones que se presentan desde el nacimiento, e incluyen malformaciones en las cavidades y válvulas cardiacas, así como en los principales vasos que emergen del corazón. En México, cada año nacen entre 12 mil y 16 mil bebés con alguna malformación cardiaca, y es el principal padecimiento congénito registrado en el país.
Las principales cardiopatías congénitas identificadas en nuestro país son las alteraciones de las paredes que dividen el lado izquierdo y derecho del corazón (comunicación interventricular o comunicación interatrial). También, es frecuente una alteración llamada conducto arterioso persistente, estructura que generalmente se cierra poco después del nacimiento, pero al seguir abierta establece cortocircuito entre la aorta y la arteria pulmonar que provoca insuficiencia cardiaca de algún grado de severidad manifestando pausas en la alimentación, sudoración cefálica y mal desarrollo ponderal.
Otra cardiopatía congénita es la tetralogía de Fallot, una afectación desde el nacimiento y que conjuga cuatro defectos del corazón y de sus vasos sanguíneos, lo que perturba el flujo sanguíneo y fundamentalmente la oxigenación; para su corrección requiere cirugía cardiaca con excelentes resultados en nuestro medio.
Diagnóstico y atención oportuna mejoran calidad de vida.
Algunos signos que se deben tomar en cuenta para la detección de problemas del corazón en personas recién nacidas o lactante menores de 1 año son la fatiga durante la alimentación; coloración morada en labios y uñas; retardo en el crecimiento y una inadecuada oxigenación.
Las cardiopatías congénitas pueden detectarse desde el embarazo, a través de ultrasonidos que permiten apreciar alteraciones en tamaños y formas de las cavidades cardiacas. También durante las revisiones médicas con la o el profesional de la salud de primer contacto, al escuchar los denominados “soplos” en el área cardiaca o alteración en la oxigenación.
Las niñas y niños con síndrome de Down deben someterse a valoraciones cardiacas para puntual diagnóstico y tratamiento, ya que hasta 60 por ciento de ellos tienen una cardiopatía subyacente.
La ingesta de ácido fólico por parte de madres gestantes, la dieta saludable y la cobertura de inmunización contra enfermedades como la rubéola disminuyen el riesgo de cardiopatías congénitas.