En Marzo de 2022 los medios de comunicación de todo el mundo hacían eco sobre el trastorno del lenguaje diagnosticado a Bruce Willis. Se había confirmado que padecía afasia (que se produce como consecuencia de una lesión o alteración en las zonas del cerebro responsables de la expresión oral, la comprensión, la lectura y la escritura), pero todavía se desconocía el origen de la patología. Ahora, después de varios meses de evolución y tras diversas pruebas, la familia del actor ya sabe el tipo de demencia que padece el actor: demencia frontotemporal.
¿Qué es la demencia frontotemporal?
La demencia frontotemporal es un término general para un grupo de trastornos cerebrales que afectan principalmente los lóbulos frontal y temporales del cerebro. Estas áreas del cerebro se asocian generalmente con la personalidad, la conducta y el lenguaje. En la demencia frontotemporal, partes de estos lóbulos se atrofian (encogen).
Los signos y síntomas varían, según qué parte del cerebro esté afectada. Algunas personas con demencia frontotemporal tienen cambios dramáticos en su personalidad y se vuelven socialmente inapropiadas, impulsivas o emocionalmente indiferentes, mientras que otras pierden la capacidad de usar el lenguaje adecuadamente.
La demencia frontotemporal puede diagnosticarse erróneamente o confundirse con un problema psiquiátrico o Alzheimer. Sin embargo, la demencia frontotemporal tiende a darse a una edad más temprana que la enfermedad de Alzheimer. La demencia frontotemporal suele comenzar entre los 40 y 65 años, pero también ocurre más adelante, y y también es la causa de aproximadamente un 10 % a 20 % de los casos de demencia.
Los signos más comunes de demencia frontotemporal implican cambios extremos en la conducta y la personalidad, cómo por ejemplo:
- Conducta social cada vez más inapropiada.
- Pérdida de empatía y otras habilidades interpersonales.
- Falta de juicio.
- Pérdida de la inhibición.
- Falta de interés (apatía), que puede confundirse con depresión.
- Conducta compulsiva repetitiva, como golpear, aplaudir.
- Una disminución en la higiene personal
- Cambios en los hábitos alimenticios, etc., etc.
Algunos subtipos de demencia frontotemporal generan problemas de lenguaje, o deterioro o pérdida del habla. La afasia progresiva primaria, la demencia semántica y la afasia agramática progresiva (no fluida) se consideran demencia frontotemporal. Los problemas causados por estas afecciones incluyen:
- Dificultad creciente para usar y entender el lenguaje escrito y hablado
- Tener problemas para encontrar la palabra correcta para usar en el habla o para nombrar objetos.
- Dificultad para nombrar cosas, posiblemente reemplazando una palabra específica con una palabra más general, como “eso” en lugar de “pluma”.
- No saber más el significado de las palabras.
- Cometer errores en la construcción de frases
Los subtipos más raros de demencia frontotemporal se caracterizan por problemas con el movimiento, similares a los asociados con la enfermedad de Parkinson o con la esclerosis lateral amiotrófica: temblores, espasmos musculares, rigidez, mala coordinación, debilidad, etc.
Las causas exactas se desconocen aún, además de la atrofia en ciertas partes del cerebro, ciertas sustancias se acumulan en el mismo. Hay mutaciones genéticas que se han vinculado con la demencia frontotemporal. Pero más de la mitad de las personas que tienen demencia frontotemporal no tienen antecedentes familiares de demencia, sin embargo tener antecedentes familiares de este tipo de considera un factor de riesgo.
Recientemente, los investigadores han confirmado que la demencia frontotemporal y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) comparten características genéticas y vías moleculares.
Tratamientos de la demencia frontotemporal
La demencia frontotemporal no se cura ni se ralentiza, pero sí hay medicamentos para controlar algunos de los síntomas. Los fármacos palían algunos de los problemas de comportamiento y también se puede usar la fisioterapia, la terapia ocupacional y la logopedia para los problemas de movimiento, memoria y tareas cotidianas.
“La valoración por profesionales expertos es fundamental para orientar el diagnóstico, especialmente en fases iniciales, en las que los primeros síntomas pueden confundirse con enfermedades psiquiátricas u otras enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer”