El huracán Otis pegó a Acapulco de lleno el miércoles pasado, dejando cientos de miles de personas sin acceso a agua, electricidad e insumos básicos, y en muchos casos, despejándoles de sus hogares y de todas sus pertenencias. A una semana, las calles de Acapulco y comunidades aledañas siguen llenas de basura, agua estancada, techos volados, árboles caídos y lo sobreviviente de hogares destruidos.
Más allá de la destrucción total de la bella costa, la amenaza inminente de enfermedad se cierne sobre los ciudadanos de Acapulco y los alrededores.
En las brigadas médicas realizadas por Medical IMPACT en Acapulco y la comunidades aledañas de Yetla y Ejido Viejo se detectaron riesgos serios de enfermedades provocadas por el huracán, desde gripas por casas inundadas hasta diarrea por la falta de acceso a agua potable.
En tres días, Medical IMPACT atendió a más de 300 bebés, niños y niñas, adultos y personas de la tercera edad. Destacaron casos de gripa, infecciones estomacales y heridas infectadas o en riesgo de infección.
A medida que pasen los días y las semanas, indudablemente se verá una alza en enfermedades que arriesgan vidas vulnerables. Asociación civil, el gobierno y las comunidades mexicanas se enfrentan a la enorme responsabilidad de apoyar a Guerrero no solo en las secuelas inmediatas del Huracán Otis, sino en los próximos meses y años a medida que se desarrollen más riesgos.
DONAR AHORA
Te puede interesar:
Acapulco lucha por sobrevivir.
Recuperación Resiliente en Acapulco: Desafíos Persisten Tras Otis