Medical Impact

Cadena de frío y su importancia en la eficacia de la vacunación

Todos los medicamentos necesitan ciertas características para mantenerse en buen estado y seguir siendo eficaces. “Consérvese a no más de 30° C y en lugar seco” “Protéjase de la luz” o “Conserve la caja bien cerrada” son solo algunas de las indicaciones descritas en las cajas para mantener nuestros medicamentos en óptimas condiciones pero ¿Qué pasa con las vacunas o los medicamentos inyectables? Las vacunas y/o medicamentos inyectables, en su mayoría, necesitan ciertas características para mantenerse funcionales, ya que son productos biológicos sensibles a las variaciones de humedad, luz, tiempo y fundamentalmente la temperatura, las cuales suelen ser bajas, por lo que su almacenamiento y transporte, resultan ser más complejos que una caja de paracetamol. 

Para ese tipo de casos se hace uso de un método llamado “Cadena de Frío” el cual, según la OMS especifica en su sitio web, “un conjunto de normas y procedimientos que aseguren el correcto almacenamiento y distribución de vacunas a los servicios de salud desde el nivel nacional hasta el local. La cadena de frío está interconectada con equipos de refrigeración que permiten conservar las vacunas a las temperaturas recomendadas para mantener su potencia”

La cadena de frío empieza desde la producción, hasta el usuario final y tiene como objetivo alargar la vida útil y conservar las características originales del producto. 

¿Cuál es la temperatura correcta de almacenamiento para las vacunas? 

No es que exista una correcta temperatura, pues esta variará dependiendo del tipo de vacuna y las características de la misma. 

Según datos de la OMS, las vacunas sensibles al congelamiento deben almacenarse a temperaturas de entre 2°C a 8°C. Las vacunas producidas con cepas víricas y/o liofilizadas pueden almacenarse a temperaturas entre -15°C y -25°C. 

Para ello se hace uso de  refrigeradores especiales para vacunas que cuenten con algún sistema de regulación de temperatura o termostatos, además del uso de algún termómetro que permita monitorear la temperatura o en su defecto las variaciones de esta misma. Las vacunas siempre deben estar lejos del calor y de preferencia también de la luz, tratando de mantener el mayor porcentaje de efectividad hasta que llegue al usuario final. 

Por lo que nuestros profesionales de la salud no solo tienen que saber la correcta aplicación de las mismas sino el saber cómo almacenar y transportar estos valiosos fármacos que salvan la vida de miles de personas alrededor de todo el mundo. 

Las vacunas no solo previenen enfermedades, sino que también representan una puerta hacia un futuro más saludable y resiliente. Con el acceso limitado a los servicios de salud en diversas comunidades, nuestro enfoque se ha centrado en cerrar esa brecha, llevando vacunas a poblaciones que, de otra manera, podrían no tener acceso a ellas.

Nuestro trabajo se ha centrado particularmente en comunidades vulnerables, donde las condiciones de vida, la falta de acceso a atención médica y las circunstancias adversas aumentan el riesgo de enfermedades prevenibles. 

Seguiremos dirigiendo brigadas médicas y esfuerzos logísticos para asegurarnos de que la inmunización sea una realidad accesible para todos.

Bibliografía/ Fuentes consultadas: 

PROCEDIMIENTOS DE ENFERMERÍA 43 2.3. CONTROL DE CADENA DE FRÍO Y ALMACENAMIENTO DE LAS VACUNAS. (n.d.). https://www.osakidetza.euskadi.eus/contenidos/informacion/manual_vacunaciones/es_def/adjuntos/2_3_control-cadena-frio.pdf

Cadena de frío | OPS/OMS | Organización Panamericana de la Salud. (2018). Paho.org. https://www.paho.org/es/inmunizaci%C3%B3n/cadena-frio?page=0