La Cámara de Diputados de México ha aprobado recientemente una reforma a la Ley General de Salud para poner un freno a la presencia de grasas trans en los alimentos industrializados. Esta medida es una respuesta a la creciente preocupación por los efectos negativos que el consumo de grasas trans tiene en la salud, como el aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En septiembre del 2023, los alimentos y bebidas sin alcohol que se venden al público en México, no podrán contener aceites parcialmente hidrogenados, comúnmente conocidos como grasas trans.
¿Qué son las grasas trans?
Las grasas trans son un tipo de grasa que se encuentra en muchos alimentos procesados. Son conocidas por su capacidad para aumentar los niveles de colesterol “malo” (LDL) y disminuir los niveles de colesterol “bueno” (HDL), lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Las grasas trans se producen mediante un proceso llamado hidrogenación, en el que los aceites vegetales líquidos se convierten en grasas sólidas a través de la adición de hidrógeno. Esto ayuda a aumentar la vida útil de los alimentos y a mejorar su textura y sabor. Debido a estos beneficios, las grasas trans se han utilizado ampliamente en la industria alimentaria.
Sin embargo, a medida que se ha investigado más sobre las grasas trans, se ha descubierto que son extremadamente perjudiciales para la salud. Los estudios han demostrado que consumir grasas trans aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, enfermedades del hígado y otros problemas de salud.
El problema con las grasas trans es que no se descomponen fácilmente en el cuerpo. En su lugar, se acumulan en el torrente sanguíneo y se depositan en las paredes de las arterias, lo que hace que se estrechen y se endurezcan. Con el tiempo, esto puede conducir a la acumulación de placa en las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Además, las grasas trans también se han relacionado con un mayor riesgo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Esto se debe en parte a que las grasas trans pueden interferir con la capacidad del cuerpo para procesar la glucosa de manera efectiva.
Es importante tener en cuenta que no todas las grasas son malas. De hecho, algunas grasas son esenciales para una buena salud, como las grasas insaturadas que se encuentran en las nueces y los aceites vegetales como el aceite de oliva. Sin embargo, las grasas trans son un tipo de grasa que definitivamente deben evitarse tanto como sea posible.
Para evitar las grasas trans, es importante leer las etiquetas de los alimentos cuidadosamente y optar por alimentos frescos y naturales en lugar de alimentos procesados. También es importante limitar la cantidad de alimentos fritos y horneados que se consumen, ya que estos tienden a contener altas cantidades de grasas trans.
¿Qué significa esta prohibición? ¿Será el adiós a las papas y frituras que tanto nos gustan?
Este dictamen prohíbe que las bebidas no alcohólicas y los alimentos contengan en una presentación de venta al público aceites parcialmente hidrogenados, a los que se les conoce como grasas trans.
“Los aceites y grasas comestibles, así como los alimentos y bebidas no alcohólicas, no podrán contener, en su presentación para venta al público, aceites parcialmente hidrogenados, conocidos como grasas trans, que hayan sido añadidos durante su proceso de elaboración industrial”
En este sentido, los alimentos, bebidas no alcohólicas y aceites no deberán exceder dos partes de ácidos grasos trans de producción industrial por cada 100 partes del total de ácidos grasos; una bolsa de frituras (papas o churritos) de 100 gramos (gm) puede contener hasta 87 miligramos (mg) de grasas trans.
La medida es una respuesta a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de limitar la ingesta de grasas trans a menos del 1% de las calorías diarias, lo que equivale a aproximadamente 2 gramos diarios para una persona que consuma una dieta de 2,000 calorías.